La pequeña ciudad de San Pedro estaba cubierta de nieve. Todos los árboles, tejados y coches se encontraban totalmente blancos, como si hubieran sido bañados en una gran ola de crema batida. Al salir de su casa, Carmen notó que en la calle, justo en frente de su portal, había una huella extraña, una huella que no era de ninguna persona o animal que ella conociera.
Carmen decidió seguir la huella para ver a dónde llevaba. Mientras avanzaba por la calle, la huella se hacía cada vez más grande, como si la criatura que la había dejado se hubiera ido transformando en algo más grande con cada paso. De repente, la huella desapareció, pero Carmen pudo ver algo a lo lejos: una gran figura oscura moviéndose en la nieve.
Carmen se acercó cautelosamente y vio que se trataba de un enorme muñeco de nieve, pero había algo extraño en él, algo que no podía explicar. Entonces, vio un par de ojos verdes brillantes que la miraban fijamente desde la cabeza del muñeco.
De repente, el muñeco de nieve cobró vida y comenzó a perseguir a Carmen por la calle. Ella corrió lo más rápido que pudo, pero la figura seguía persiguiéndola. Finalmente, llegó a su casa y se encerró dentro. Miró por la ventana y vio que el muñeco de nieve seguía allí afuera, esperando.
Desde ese día, Carmen nunca volvió a salir sola en días de nieve. La huella en la nieve y el muñeco de nieve con ojos verdes se convirtieron en un misterio para toda la ciudad, y nadie volvió a verlos jamás.
El misterio de la huella en la nieve intrigó a muchos en la ciudad de San Pedro. La gente comenzó a relatar historias de avistamientos de figuras extrañas en los días de nieve, y algunos incluso afirmaron haber visto al muñeco de nieve con ojos verdes.
La historia se extendió rápidamente por toda la ciudad y pronto llegó a oídos de un investigador de lo sobrenatural llamado Ariel. Ariel se interesó en el caso y decidió investigar más a fondo. Comenzó a recopilar información de todos los testigos y a examinar detalladamente la huella en la nieve.
Después de días de investigación, Ariel descubrió algo sorprendente. La huella en la nieve no era de un muñeco de nieve, sino de una criatura desconocida. Parecía ser una especie de ser humanoide, pero con características animales, como garras y una cola.
Ariel estaba fascinado por el descubrimiento y decidió seguir investigando. Finalmente, encontró una cueva en las montañas cercanas donde creía que podría estar viviendo la criatura.
Se adentró en la cueva y descubrió a la criatura acurrucada en un rincón, temblando de miedo. Ariel se acercó lentamente y comenzó a hablar con la criatura. Descubrió que había vivido en esa cueva toda su vida y que tenía miedo de salir debido a la reacción que tendría la gente de la ciudad si la vieran.
Ariel comprendió la situación y prometió mantener la existencia de la criatura en secreto. Desde ese día, Ariel visitaba regularmente a la criatura en la cueva y le llevaba comida y ropa de abrigo para los días fríos.
La huella en la nieve había sido finalmente resuelta, y la criatura había encontrado un amigo en Ariel. Aunque la gente de la ciudad nunca supo la verdad detrás del misterio, Ariel se sintió satisfecho al haber descubierto la verdad y al haber ayudado a la criatura.
Mensaje: "La historia de la huella en la nieve nos muestra que la curiosidad y la empatía pueden llevarnos a descubrir cosas maravillosas que nunca hubiéramos imaginado. Comparte esta historia si crees en la importancia de ser curiosos y compasivos con los demás".
Síguenos en: Material Educativo
¡Gracias por comentar y compartir nuestro cuentos infantiles!
Si quieres conocer otros artículos parecidos a El misterio de la huella en la nieve puedes visitar la categoría Blog.
Deja una respuesta
© 2023Aprendetodoaqui.com - Derechos Reservados
▷Contenido que te puede interesar